domingo, 29 de julio de 2012

Jamie Baldridge


Es natural que con la evolución tecnológica y digital cada vez dispondremos de más medios a nuestro alcance que  facilitarán el desarrollo y consecución de ideas " artísticas ", pero tengo la vaga sospecha de que está sucediendo el efecto contrario, a más facilidades, menos valor intrínseco de la obra. 

Esta prevaleciendo la idea a la forma, nos estamos olvidando de que toda imagen se compone de linea, forma, composición, luz, color, enfoque, etc....La obsesión por ser diferentes y originales prevalece sobre las bases, y es entonces cuando si no están sólidamente construidos los "castillos", con el tiempo se derrumban. Creo que un paso importante es no dejarnos impresionar a primera vista por la originalidad y su misteriosa seducción. 

Pero el resto es una opción individual.


































































Jamie Baldridge se inspira de la Revolución Industrial para representar su fotografía surrealista. Como en los trabajos de Brooke Shaden, Baldridge cuenta con una calidad pictórica que nos ofrece  interesantes relatos de mujeres revestidas en un insólito habitat. Las escenas  que captura a menudo representan a estas mujeres con una peculiaridad adicional. Baldridge, quien es un profesor de fotografía en la Universidad de Luisiana en Lafayette, utiliza su experiencia en fotografía y escritura creativa para ilustrar una serie de momentos aislados dentro de varias narraciones para desarrollar plenamente  la reinterpretación de los cuentos de hadas clásicos y el eco de nuestras vidas de hoy en día. Sus añadidos elementos de surrealismo dan una vida contraria a las escenas mundanas. Baldridge atribuye sus técnicas de narración magistral traducidos a través de sus creaciones fotográficas compuestas a su larga historia con la literatura. El fotógrafo se refleja en su obra, diciendo: "Creo que las imágenes que se crean, y las historias que escribo para acompañarlas, como mi propia interpretación de las fábulas y cuentos que he devorado toda mi vida. Los mundos que se crean están habitados por los mismos personajes arquetípicos que escritores como Kierkegaard y Joseph Campbell han iluminado y tienen, desde hace siglos, sirvieron para describir la experiencia humana; todo a la vez profano, tragi-cómico y erudito.






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